La Rosa de Jericó, tiene una tradición ocultista desde tiempos muy antiguos. Esto es a causa de una característica singular de esta planta: cuando no recibe ni agua ni humedad está cerrada y parece muerta, pero cuando recibe agua se abre en un estallido de vida simbolizando la capacidad de los seres vivientes de resurrección, de regeneración, de volver a empezar con nueva fuerza y nuevas energías.
Se ha constatado que absorbe las energías negativas transformándolas en positivas, mejorando el ambiente de la casa y la actitud de las personas.